Deréj Hashem - Respecto del Hombre



 Respecto del Hombre 

 1.Ya hemos mencionado que el hombre es aquel ser que fue creado para adherirse a Él, bendito sea Su Nombre, y que se encuentra entre la perfección y la imperfección, y que tiene el poder de adquirir la perfección. 

Sin embargo, esto debe ocurrir a través de su propia elección y voluntad, pues si él estuviera obligado en su comportamiento a escoger siempre la perfección, ya que estuvo forzado por otro a adquirirla, y quién provocó que la adquiriera debería ser considerado el dueño de esa perfección, y así la Voluntad Suprema no se cumpliría. Es por eso que era necesario darle la libre elección y que su inclinación estuviera equilibrada para cualquiera de los dos lados sin verse obligado a optar por uno de ellos, y que hubiera en él la fuerza de la elección para escoger con conciencia y voluntad cualquiera de ellos que deseare. 

Es por eso que el hombre fue creado con el instinto del bien y con el instinto del mal (yetzer hatov, yetzer hará), y él tiene el libre albedrío para inclinarse hacia el lado que desee. 

2.Sin embargo, para que esto se cumpla completamente, la Sabiduría Suprema decretó que el hombre esté compuesto de dos opuestos, es decir: de un alma racional y pura, y de un cuerpo terrenal y físico, y que cada uno de ellos se incline naturalmente hacia su lado, es decir, el cuerpo hacia lo material y el alma hacia lo racional y espiritual. Y también decretó que haya entre ellos una batalla, de manera que si el alma prevalece, ella se eleva y eleva el cuerpo junto con ella y ese hombre alcanza la perfección a la cual fue destinado; mas si el hombre permitirá que lo venza lo material, he aquí, el cuerpo se rebajará y hará que su alma se rebaje junto con él, y ese hombre no será apto para llegar a la perfección y quedará alejado de ella, ¡Hashem no lo permita! Pero aún así (incluso después de haberse rebajado y haber rebajado su alma), este hombre tiene la capacidad de someter lo físico a su intelecto y su alma y adquirir la perfección, como explicamos. 

3.Sin embargo, Su bondad decretó que haya un límite para ese esfuerzo que el hombre debe realizar para alcanzar la perfección, y cuando se haya completado ese esfuerzo, él alcanzara su perfección y descansará gozando de ella para la eternidad. Por eso fueron determinados para él dos períodos: uno, el tiempo del trabajo, y el otro, el tiempo para recibir la recompensa. Sin embargo, Su bondad prevalece, y por eso Su sabiduría decretó que el trabajo tenga un tiempo determinado (limitado) que sea apropiado para ello, mas el recibimiento de la recompensa no tiene límite sino que el hombre seguirá gozando continuamente de la perfección que adquirió, por toda la eternidad. 

4.De todos modos, acorde a la diferencia entre estos dos tiempos del hombre es apropiado que también cambie en ellos su condición y sus experiencias. Pues durante el tiempo del esfuerzo, he aquí, él necesita ser de una manera para que se encuentren en él todos los elementos necesarios para tal esfuerzo, es decir, es necesario que haya en él esa batalla que mencionamos entre el intelecto y lo material, y que no haya nada que le impida a lo material gobernar y cumplir su rol, en la medida que corresponde, y tampoco debe haber nada que impida que el intelecto gobierne y cumpla su rol (en la medida que corresponde, “hasta el límite que Él impuso”, pues el cuerpo no puede someter al alma hasta más de un punto determinado que Él dispuso y tampoco el alma puede someter al cuerpo hasta más de un punto determinado que Él (Hashem) estableció). 

 Asimismo, no debe haber nada que provoque que lo material se fortalezca más de lo que corresponde y tampoco que provoque que el intelecto se fortalezca más de lo que corresponde, pues a pesar de que esto podría parecer mejor por un lado, he aquí, de acuerdo al propósito verdadero y lo que es requerido del hombre -es decir, adquirir la perfeccion a través de su esfuerzo- esto no sería bueno. Pero en el tiempo de recibir la recompensa, será apropiado para él estar en un estado opuesto a este, pues cuánto mas prevalezca en ese tiempo lo físico, sólo estaría obstruyendo (oscureciendo) e impidiendo que el alma se adhiera al Creador. Por eso, es correcto que entonces sólo prevalezca el alma y que lo físico vaya completamente detrás de ella (sin poder ni necesidades) de manera que no la restrinja en absoluto. 

Y por esta razón fueron creados dos mundos: este mundo y el Mundo Venidero. El espacio (físico) y las leyes naturales de este mundo son apropiados para el hombre todo el tiempo de su esfuerzo, y el espacio (espiritual) y las leyes del Mundo Venidero son los apropiados para él en el tiempo del recibimiento de la recompensa. 

5.Y es necesario saber algo más: el género humano no a sido al comienzo como lo vemos y apreciamos ahora sino que ha sufrido un gran cambio; y este es el tema del pecado del primer hombre, que a causa del mismo el hombre y el mundo cambiaron en comparación con lo que eran antes. Y realmente los detalles y las consecuencias de este cambio son numerosos. Es por eso que al hablar del hombre y su ambiente, se debe hacer de manera doble, pues se debe hablar de él y su ambiente en el estado en que se encontraban antes del pecado, y se debe hablar de él y su ambiente en el estado en que se encuentran después del pecado, con la ayuda de Hashem. 

6.He aquí, cuando el primer hombre fue creado, él se encontraba exactamente en el estado que hemos mencionado hasta ahora, es decir, estaba compuesto de las dos partes opuestas de las que hablamos: el alma y el cuerpo, y en la realidad existían las dos cosas: el bien y el mal, y el hombre se encontraba entre ellos en equilibrio para apegarse a lo que desee. [Antes del pecado, el bien y el mal no tenían influencia sobre el hombre “desde adentro”, como ahora, sino que eran como elementos separados que estaban fuera de él; su influencia era “desde afuera”. 

Es por eso que el mal estuvo representado por la serpiente que vino a incitar al hombre para que pecara. Pero cuando el hombre pecó y comió del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, el hombre provocó que el mal entrara dentro de él y ahora el mal forma parte integral de su propia naturaleza (Or HaDerej I,6)] Y he aquí, era apropiado que él optara por el bien haciendo que su alma prevaleciera sobre su cuerpo y su intelecto sobre su materialidad, y entonces hubiera llegado inmediatamente a la perfección y hubiera descansado con su perfección por la eternidad. 

7.Y debes saber que a pesar de que nosotros sólo nos damos cuenta de la existencia del alma porque de ella depende la vida y el intelecto, y no por alguna otra acción, he aquí, en verdad, ella tiene la propiedad de purificar el cuerpo físico y su materialidad elevándolo paso a paso hasta que éste esté en condiciones de acompañarla deleitándose con la perfeccion. Y realmente, a esto hubiera llegado el primer hombre si no hubiera pecado: su alma hubiera purificado su cuerpo gradualmente hasta llegar al grado de purificación requerido y hubiera quedado establecido el deleite eterno. 

 Dérej Hashem, Rabí Jaim Luzzatto.

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