Los trece modos de conducta que debe imitar el hombre



1-¿Qué dios? es como tú… 

Esta cualidad se refiere al hecho de que el Creador es un Rey tolerante (‘insultado’, que soporta la ofensa sin tomar represalias) que soporta el insulto, a un nivel que la mente no es capaz de concebir. Es evidente que no hay nada que se oculte de la Providencia Divina, y tampoco hay instante alguno en que el ser humano no sea sustentado y que su existencia dependa de la fuerza divina que le es suministrada. 

Te darás cuenta de que siempre que el ser humano peca contra Hashem, Él le suministra, en ese mismo instante, una emanación que le brinda existencia y capacidad de movimiento a sus miembros. Pero a pesar de que el ser humano peca justamente gracias a esa capacidad, el Creador nunca se la quita, sino que soporta el insulto cometido contra Él concediéndole la fuerza para mover sus miembros. 

En el momento mismo en que el hombre emplea esa fuerza para cometer error y pecado, así como provocar la ira divina, Hashem lo soporta. 

[Error y pecado, aquí Ramak cita los tres niveles de falta que el hombre comete: “Jet, error” se refiere la falta cometida por inadvertencia o ignorancia, sin intención. “Avón, pecado” se refiere al delito cometido intencionalmente, con premeditación (usualmente para satisfacer un deseo), pero sin que ello implique necesariamente el deseo de rebelarse contra Hashem. 

Finalmente, “Provocar la ira divina” que alude al acto que en hebreo se llama “Pesha, delito” que es el pecado cometido con la intención clara de rebelarse contra Hashem.] Y no pienses que Él no es capas de retener esa bondad. [Esa bondad… La de proporcionar al ser humano existencia y capacidad de acción. En el lenguaje Cabalístico, esta bondad recibida es definida como el conjunto de emanaciones que dan existencia y permanencia, tanto al ser humano como al mundo. Esas emanaciones son las Diez Sefirot, a través de las cuales llega la existencia y la prosperidad a todo el mundo de parte del Creador] 

No es así. Hashem ciertamente posee el poder para paralizar sus manos y sus pies en un instante (puede paralizarlo). Y aun cuando Hashem posee el poder para retener del pecador la fuerza que le concede, arguyendo: “Dado que tú pecas contra Mí, haslo con tu propia capacidad y no con la Mía (que Hashem le orotga)”, aun así Él no retiene la bondad del ser humano, negándose a soportar el insulto. En vez de ello, otorga fuerza al ser humano y le prodiga Su benevolencia. [El Midrash Tanjumá (Ki Tisá 14) cita una anécdota histórica que pone de relieve el alto grado de tolerancia que Hashem tiene hacia el ser humano, incluso en sus momentos de mayor deterioro espiritual. Narra que incluso en el día mismo que los israelitas cometieron el pecado del Becerro de Oro, Hashem continuó enviándoles el maná del cielo para alimentarlos. Y aunque los adoradores del Becerro ofrecieron el maná como ofrenda al ídolo, aún así al otro día el maná descendió como era usual] 

Esto ciertamente constituye un grado de insulto y tolerancia inimaginable. Es por esta razón que los ángeles ministeriales llaman al Creador “Rey Tolerante” [Rey Tolerante – Pirké Hejalot Rabatí, 25. Este texto forma parte de la literatura cabalística. 

La expresión hebrea “Melej alub” también podría ser entendida como “Rey ofendido”, en el sentido de que tolera la ofensa sin tomar represalias contra el malhechor] Este es el significado de lo que el Profeta Mijá dice : “¿Qué Hashem es como Tú…? Tú eres el Hashem bondadoso que beneficia al ser humano, el Hashem que posee el poder para cobrarze venganza y retomar lo que le pertenece, pero aún así Tú soportas el insulto hasta que el ser humano regresa a Ti en arrepentimiento. [Hasta que el ser humano regresa en arrepentimiento… Esto parece implicar que la tolerancia divina hacia las faltas del ser humano nos es arbitraria, sino que obedece a un propósito constructivo para él mismo: no es que Hashem simplemente sea tolerante, sino que lo es con el fin de proporcionar al hombre una alternativa existencial] [Tu eres el Hashem… En hebreo “El” ( ). 

El significado básico de esta palabra es “poder” puro (Adéret Eliahu del Gaon de Vilna, Ki Tisa 34:6). Por lo tanto la frase dicha por el profeta Mijá también puede ser entendida así: “¿Qué Poder es como Tu…?” quiere decir que a pesar de que el Creador es el Poder Supremo que dispone de la fuerza para hacer que se cumpla Su voluntad y, cuando el caso lo amerita, imponer Su justicia y castigar la maldad, aun así se abstiene de hacerlo y, en vez de eso, actúa con benevolencia y clemencia hacia Sus criaturas. Es por esta razón que a pesar que el Nombre Divino “El” ( ) denota poder y fuerza, también representa abundancia de bondad y misericordia. “¿Por qué te enorgulleces en el mal, hombre poderoso? La bondad de Hashem ( ) es todo el día” (Salmo 52:3)] 

Esta cualidad – la tolerancia – es con la que el ser humano debe conducirse en la vida. Debe soportar el insulto incluso a éste grado, y no retener su benevolencia de aquel que ma recibe. Así como Hashem se comporta, asi debe tratar el hombre de imitarle, ese es si objetivo!! … El hombre debe asemejarse a su Creador… 

2.Que carga con el pecado 

“Hashem no sólo soporta la falta misma sino incluso sus consecuencias” Esta cualidad es más grande que la anterior (ver publicación anterior). La razón de ello es que siempre que el ser humano comete un pecado, genera con ello un agente destructor (mashjit), como señala en la Mishna: “Quién comete una transgresión adquiere para sí un acusador” [Abot 4:13. 

El “acusador” que procura la destrucción del ser humano no es otro que el fruto directo del acto negativo cometido. El mal que un individuo comete se vuelve contra él y lo castiga, como explícitamente se dice en Yirmeyahu 2:19 : “Tú maldad te hará sufrir, y tus propias desviaciones te reprenderán…”. La tradición cabalística parece entender en un sentido real la creación de un mashjit (agente acusador) cada vez que un ser humano peca (Zohar III, 17a y 25a; Pardes Rimonim, shaar 25 cap. 3).] Ese acusador se presenta delante del Creador y dice: “fulano me creó”. Ahora bien, considerando que todo ser subsiste en el mundo solamente gracias a la emanación que Hashem le proporciona, ese agente destructor que se presenta delante de Hashem ¿gracias a qué subsiste? 

La lógica dicta que Hashem debería decir: “Yo no sustento agentes destructores. Que vaya con el que lo hizo y se alimente de él”. Y entonces el agente destructor de inmediato descendería y tomaría el alma del pecador, lo cortaría de su raíz espiritual o lo castigaría, de acuerdo con lo que se merece, hasta que ese agente destructor dejara de existir. [Basándose en Néfesh HaJayim (I, 12), Rab Goldberg comenta que el mashjit o agente destructor que el ser humano genera como fruto de sus actos negativos recibe su existencia del pecado cometido; una vez que los efectos de éste desaparecen (ya sea por castigo o arrepentimiento), el destructor deja de existir. Esta es también la razón por la que el Talmud (Erubin 19a) llama “sanguijuela” (aluka) al lugar donde los pecadores son purgados por sus faltas (Guehinom). 

Esto significa que así como una sanguijuela se nutre del ser humano, succionando su sangre y debilitándolo, hasta que eventualmente muere, así también el pecado causa la disminución progresiva de la vitalidad espiritual del ser humano hasta que los efectos del pecado dejan de existir.] Pero Hashem no actúa así. Al contrario, Él soporta y tolera el pecado. 

Y así como alimenta y sustenta al mundo entero, también alimenta y mantiene a ese agente destructor, hasta que ocurra cualquiera de las siguientes tres posibilidades: a)que el pecador retorne a Hashem en arrepentimiento, destruyendo al agente destructor con su propio sufrimiento; b)que el Juez justo lo neutralice, enviando sufrimientos (al pecador) o la muerte; c)que el pecador vaya al Guehinom y ahí pague su culpa. A esto se refiere las palabras de Kaín: “¿Es mi pecado demasiado grande para ser soportado?, frase que los Sabios talmúdicos explicaron en el sentido de: “Tú soportas a todo el mundo, es decir, Tú lo nutres y lo sustentas. 

¿Y acaso mi pecado es demasiado grande como para que lo soportes, es decir, para que lo sustentes hasta que yo regrese en arrepentimiento y repare el daño causado? Vemos así que es gracias a un grado de tolerancia inmensa que Hashem nutre y sustenta al ente destructor, creado por el pecador, hasta que éste retorna a Hashem en arrepentimiento. [El pecado es aquí personificado literalmente como una fuerza espiritual negativa que reclama su subsistencia. En un sentido no literal, esta idea parece significar que el ser humano es siempre responsable de los efectos negativos que él mismo genero con sus actos, y es a esto que se refiere el concepto de “alimentarlos”. 

En caso de no hacerlo, porque los efectos del daño que hizo los destruirían, Hashem se encarga de mantenerlos en estado de suspensión (alimentarlos), evitando así que lleguen al pecador y lo aniquilen, hasta que éste de algún modo el ser humano lo repare o perezca a causa de ellos.] De esto el individuo debe aprender qué tan tolerante debe ser y portar el yugo de su prójimo y los males que éste haya cometido, incluso cuando el mal perpetrado en su contra todavía permanece. 

Debe tolerarlo hasta que su prójimo lo repare o hasta que por sí mismo desaparezca. [De igual modo que Hashem se hace responsable de los efectos negativos de los actos de los seres humanos, “cargándolos” para evitar que destruyan a quienes los generan, así también el individuo debe “cargar” con los efectos destructores de la agresión o el mal que otros hayan cometido contra él, a fin de darles la oportunidad de reparar el daño y liberarlos de esos efectos.] 
Continuara... 

 Rabi Moshe Cordovero

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