Para el remanente de Su heredad



“Hashem tiene una relación muy estrecha con Israel, similar a la relación de parentesco entre humanos” El Creador actúa hacia el pueblo de Israel del siguiente modo, diciendo: 

“¿Qué puedo hacer por los israelitas, que son mis parientes? 

Yo tengo una relación de parentesco (especial) hacia ellos”. 
Pues ellos son la pareja del Creador en el mundo y Él los llama “Mi hija”, “Mi hermana”, y “Mi madre”, como explicaron los sabios. [“Ellos son la pareja del Creador”, la tradición rabínica describe la revelación de la Tora al pueblo de Israel en el Monte Sinai como un acto espiritual de “matrimonio” entre Israel y Hashem.] Y también está escrito: “Israel es la nación cercana a Él” (Salmos 148:14), lo cual significa que Él tiene un vínculo de parentesco real con ellos, quienes son Sus hijos. 

A esto se refiere la frase “para el remanente de Su heredad”, expresión que implica una relación de parentesco. Al final de cuentas, los israelitas constituyen Su heredad (algo suyo). ¿Y qué es lo que Él dice: “Si los castigo, el dolor es Mío”, como está escrito: “En todo sufrimiento de ellos, Él sufre” Ahí la referencia a Hashem está escrita con la letra alef (א), indicando que el sufrimiento de ellos llega hasta el nivel la Maravilla (פלא ) suprema y con mayor razón hasta el nivel del Rostro Dual, en el cual reside el aspecto esencial de la Dirección Cósmica. [“La Maravilla suprema”, en hebreo, maravilla se dice פלא , las mismas letras, en orden inverso, que las que forman la palabra .אלף, la primera letra del alfabeto hebreo. 

El nivel Trascendental de פלא “Maravilla” es aludido en Bereshit 18:14: ( היפלא מהי דבר) “¿Acaso hay algo demasiado maravilloso para el Eterno?”, este nivel de la relación del Creador hacia el mundo es tan sublime que nada le afecta (Pardes Rimonim, Shaar Arje HaKinuyim). Y por eso en Yeshayahu 63:9, la palabra לא está literalmente escrita con la letra א, “Él no sufre (לא צר )”. Pero como la lectura del texto bíblico es לו צר, “Él sufre”, eso implica que hay un cierto nivel de la emanación divina, es decir, de la relación de Hashem hacia el mundo, que es afectada por el sufrimiento de Israel; este nivel es el de la sefira de Keter.] [Con respecto a “El nivel del Rostro Dual”, en el cual reside el aspecto esencial de la Dirección Cósmica, la expresión “Rostro Dual”, se refiere a las sefirot de Tiferet (armonía) y Maljut (Hegemonía). 

En la primera se configuran las reglas de justicia que forman la Dirección Cósmica de Hashem para el mundo, y en la segunda se configura la Providencia Divina para el mundo material en términos concretos. Sobre el Rostro Dual véase Zohar I, 120b. 

Rab Miller comenta que esto significa que el sufrimiento del pueblo de Israel suscita la compasión del Creador, razón por la cual Él dirige el mundo con bondad y misericordia] Pero la leemos como si estuviera escrita con vav (לו צר -לו), “Él sufre”. Y también esta escrito: “Él se impacienta con la miseria de Israel”(Shofetim 10:16). Pues Hashem no soporta que ellos sufran y sean humillados, ya que ellos constituyen el remanente de Su heredad. 

De esta forma debe actuar el hombre hacia su prójimo, ya que todos los israelitas tienen un vínculo de parentesco entre sí debido a que todas sus almas están unidas entre sí y cada uno posee una parte de lo que tiene el otro (es un parentesco de carácter espiritual). Es por esta razón que no es comparable una multitud que cumple un precepto, con un individuo que lo hace. 

Esto se debe al hecho de que todos se complementan entre sí. Y en este sentido, los Sabios explicaron que el individuo que llega entre los primeros diez a la sinagoga, recibe la recompensa de todos los que lleguen después de él, incluso si son cien. Lo de “cien” debe ser entendido literalmente; pues como los diez multiplicado por diez hace un total de cien, con lo que cada uno contiene algo de cien. Por ello, incluso si llegan cien después, él recibe una recompensa equivalente a la de cien individuos. 

Es por esta razón que “todos los miembros de Israel son responsables unos de otros”(debido a que sus almas están mezcladas). Pues en un sentido muy real, cada uno de ellos posee un aspecto de lo que el otro tiene. Por ello, cuando uno de ellos peca, no sólo se daña a si mismo, sino que también al aspecto se su prójimo que está en él. En relación con ese aspecto, es como si su prójimo se constituyera en garante de él. Es en este sentido que todos ellos están vinculados entre sí como una familia. 

Por eso es que cada individuo debe procurar el bienestar de su prójimo, mirar con benevolencia la prosperidad ajena y valorar el honor de su compañero como si fuera el suyo propio, ya que ambos son el mismo. Es por esta razón que se nos ordenó: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Vayikra 19:18). Y lo correcto es que cada uno desee el bienestar de su prójimo y no hable mal de él ni desee en absoluto su desgracia. Pues así como Hashem no desea que nos vaya mal ni que suframos, puesto que somos cercanos a Él, el ser humano tampoco debe desear la desgracia, el sufrimiento o la humillación de su prójimo. 

Al contrario: debe sentir como si él mismo experimentara ese dolor o bienestar. 

Rabí Moshe Cordovero

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