Janucá es un alto en medio del camino
Estamos entrando en un período especial de la fiesta de Janucá. Esta fiesta tiene una historia muy interesante, pero nos preocupa más su significado espiritual. El hombre, como alma común, fue creado completamente opuesto al Creador. Finalmente, las cualidades del Creador son otorgamiento y amor y las cualidades de la criatura son recepción y odio. Sin embargo, el programa de la creación intenta guiar al hombre de la oposición a la similitud con la fuerza superior.
Este programa se ejecuta con la Luz que reforma, la cual despierta con ayuda de métodos especiales: el trabajo en grupos organizados de acuerdo con el ejemplo que Moisés mostró cuando se formó el pueblo de Israel. Si esos grupos se unen en forma especial, atraen la Luz que se reforma y esta influye en ellos gradualmente. Con la Luz llamada Torá, las criaturas son corregidas. Esta corrección se hace en dos etapas. En la primera etapa, el deseo de disfrutar por uno mismo se corrige y la intención cambia a otorgamiento y el deseo en sí, no se usa. En otras palabras, la tarea de la primera etapa es reducir el deseo de recibir y concentrarse sólo en obtener la intención en aras del otorgamiento. Una vez que completamos esta corrección, nuevamente comenzamos a revelar deseos de disfrutar y trabajamos activamente con ellos, recibiendo para otorgar.
La primera etapa para alcanzar la cualidad de otorgamiento en aras de otorgar, el grado de Bina, es la guerra llamada Guerra de los Macabeos y el punto de transición, de otorgamiento en aras de otorgar a recepción para otorgar se llama ‘alto’ o Janucá, que significa Janu-ko o ‘detente aquí’. Durante Janucá celebramos un punto muy importante: terminar de adquirir la intención altruista, el grado de Bina. Nuestro deseo de disfrutar ya no se usa. Simplemente lo reducimos y aumentamos la intención de otorgar. Así, llegamos a este alto, a Janucá donde sólo podemos ver su Luz, pero no podemos usarla. También podemos ver vasijas, pero no podemos usarlas. Pues, es imposible ver la Luz sin vasija, sólo con otorgamiento por encima del deseo mismo. Después de Janucá aprendemos a usar el deseo de recibir con intención de otorgar, para que ‘la oscuridad brille como la Luz’.
Por lo tanto, Janucá es la celebración de la Luz, porque usamos sólo la intención de otorgar y la Luz no puede usarse. Sólo podemos verla. ‘Ver’ significa usar la Luz por encima de la vasija de recepción y el uso de la Luz dentro de la vasija de recepción, es completo y realmente se usa. Así se determina el lugar de esta fiesta especial que pone fin a la primera etapa especial de corrección que celebramos en estos días.
Michael Laitman
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