Pesaj, Matzá, Maror
No tenemos necesidad de la espiritualidad, nos es dada desde arriba. Nadie por sí solo se ilumina con la aspiración de estudiar Cabalá y revelar al Creador. Uno es llevado allí desde arriba, y esto se llama “a su debido tiempo” (Beitó), por el camino natural del desarrollo. Sin embargo, si deseamos avanzar por nuestra cuenta de acuerdo con “la aceleración del tiempo” (Ajishena), necesitamos la garantía mutua.
A través de la conexión con el grupo, puedo recibir de los amigos y proporcionarle a cada uno de ellos las necesidades espirituales correctas a través de las cuales podremos avanzar. No hay otra manera. No puedo extraer de mí la aspiración correcta de espiritualidad; sería para cualquier cosa menos espiritualidad.
No debemos avergonzarnos o tener miedo de los deseos que surgen en el grupo. Después de todo, la envidia, el orgullo, el honor y el deseo de poder que se manifiestan consciente o inconscientemente en el grupo, nos ayudan a alcanzar el mundo espiritual. Mientras tanto, una persona puede experimentar los deseos más honorables y puros pero, si no pasan por el grupo, no ayudarán al avance.*
Durante Pésaj (Pascua) una persona debe decir: “Pésaj, Matzá, Maror“. De lo contrario, uno no saldrá de Egipto.
Las Matzot son la guerra contra la inclinación al mal.
El Maror es la amargura insoportable del trabajo, de la incapacidad de uno para unirse y otorgar. Por lo tanto, primero venimos a Pésaj, que significa “pasar sobre”, y luego a la salvación. Uno sigue al otro: Pésaj, Matzá, Maror. Pésaj no depende de la persona; es el Creador dándole a uno la fuerza para escapar (Pasaj/Pasar sobre). Y Matzá y Maror tienen el deber de tragarse su trabajo para ahogarse de la amargura del egoísmo.
Rav Michael Laitman
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